Luisa Gavasa, nueva colaboradora de Punto Omega


La actriz quiso celebrar el Día Internacional del Teatro con los internos que siguen el programa de la Unidad de Atención al Drogodependiente (UAD) en la prisión de Madrid IV, en Navalcarnero (Madrid). La zaragozana, a quien recientemente hemos visto encarnar el personaje de Doña Loreto en la serie de La 1 Amar en tiempos revueltos, asistió el pasado noviembre a la cena benéfica de Punto Omega y, tras conocer la labor de esta ONG, se ofreció a colaborar con la entidad.

Nerviosa, como si fuera a estrenar una obra en el mismísimo Teatro Calderón de Madrid, así decía sentirse la actriz el viernes 29 de marzo en el trayecto hacia la cárcel de Navalcarnero mientras leía en voz alta los textos literarios que había seleccionado para la charla coloquio y recitaba poemas de Pablo Neruda.

Pero esa sensación le duró poco, porque Luisa Gavasa tiene muchas tablas. Tras pasar los controles y tomar una infusión con los miembros del equipo de la ONG Punto Omega que la estaban esperando, atravesó las puertas de barrotes preguntando sobre la labor de esta organización en la cárcel.

Los psicólogos, los educadores y los monitores la acompañaron por los módulos 3 y 4, donde los reclusos que siguen voluntariamente el programa para aprender a vivir sin drogas la reconocieron y le pidieron autógrafos. Por boca de unos y de otros, la actriz conoció el trabajo de la Unidad y visitó los talleres, la sala de videofórum y los despachos donde estos psicólogos llevan a cabo los tratamientos.

LA CHARLA COLOQUIO

En el polideportivo, unos ochenta reclusos y los profesionales fueron tomando asiento alrededor de una mujer de sonrisa abierta, vestida de negro y rojo, con un broche modernista en el jersey, una coleta perfecta y una mirada azabache, casi de hechicera, quien, nada más empezar a contar que había vivido sus primeros 23 años sin libertad para pensar, actuar y ni siquiera amar, consiguió el encantamiento de todos y atrapó a cada hombre y a cada mujer guiándolos con su voz, a través de la magia de las palabras, por el mundo del teatro, los actores, los libros…

Así, en un entendimiento mutuo, los internos fueron preguntándole durante casi dos horas sobre cómo se crea un personaje, qué es un actor de método, cómo llega uno a ser actor, si puede conseguirlo un preso al salir de prisión y si puede existir confusión entre realidad y ficción tras el trabajo con los personajes, entre otros muchos asuntos. Y Luisa fue contestando a casi 30 preguntas con ocho interrupciones de aplausos, mientras iba contando que el esfuerzo y el trabajo habían sido importantísimos en su vida profesional e insistiendo en la necesidad de no perder la esperanza en situaciones difíciles, como la cárcel o “como cuando durante meses no suena el teléfono para ofrecerte un papel”.

Como la charla coloquio fue tan participativa –los presos la calificarían como “lo mejor que se ha organizado en la UAD”–, Luisa tuvo que reducir las lecturas que había preparado, y entre ellas eligió dos de Pablo Neruda que levantaron una vez más los aplausos y los gritos de “¡bravo!” entre el público: unas páginas sobre el valor de la palabra de Confieso que he vivido, y de Veinte poemas de amor y una canción desesperada: el poema número 15, Me gustas cuando callas porque estás como ausente…

Antes de prometer que volvería pronto para convertir esta charla en una actividad cultural periódica –de cine y literatura–, antes de firmar autógrafos y de despedirse con besos, la actriz, sin poder disimular la emoción, recibió entre aplausos tres regalos envueltos en celofán, adornados con flores naturales que los internos cultivan en los talleres y elaborados por ellos con las enseñanzas de los monitores de la UAD.

Mientras caminaba hacia la salida, por el largo pasillo, con la puerta de barrotes al fondo, Luisa Gavasa comentó sentirse “muy feliz” –su sonrisa era la de su mejor noche de estreno– y aseguró que había recibido de “estos hombres” mucho más de imaginado y mucho más de lo que ella les había dado.